Rap

domingo, 16 de noviembre de 2014

Casa de chocolate

Ya sé que os lo estaréis pasando pipa leyendo este blog, pero ya son muchas entradas y, por tanto, mucho tiempo ahí sentado. Mi pregunta es ¿No os está entrando hambre? Si la respuesta es no, en breves instantes cambiaréis de opinión.
Estoy seguro de que muchos de vosotros habréis leído la historia de Hansel y Grettel, dos muchachos que se perdieron en el bosque y llegaron a una casa de chocolate. ¿Creéis que es todo ficticio? Pues os equivocáis. Efectivamente, las casas de chocolate existen, y os puedo asegurar que es muy apetecible vivir en ellas.
Tiene que dar mucho placer llegar del colegio o el trabajo y ver una fachada de chocolate negro unida con bastones gigantes de caramelo a paredes de chocolate blanco y cubierta por un techo de gominolas, toda ella decorada con nubes. Sólo de pensarlo se me hace la boca agua.
Una vez que entras verías todos los muebles de chocolate y un suelo de turrón para aportar consistencia. Y no tendrías un armario, tendrías un huevo kinder gigante. Tampoco harías trabajos con pegamentos, sino con piruletas. Dormirías en una cama hecha de bombón caramelizado para no pasar frío y que esté blandita. 
Seguirías andando, y entre puertas chocolateadas llegarías a un patio caramelizado con una gran piscina de chocolate líquido en medio. No hay nada como darse un dulce baño después de un duro día (o un día normal). Bueno voy a parar ya que me está entrando mucha hambre y acabo de comer.
¿Cuánto tiempo podrías vivir en una casa como ésta sin destrozarla? A mí, sinceramente, me costaría llegar al día.





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